Statement by Bishop Michael F. Burbidge on the U.S. Supreme Court Decision Preventing Termination of DACA Program
I join with my brother bishops in welcoming the U.S. Supreme Court decision that prevents the termination of the Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA) program. DACA allowed hundreds of thousands of young people, including many who live in Virginia to work, go to school or serve in the military without fear of deportation. Terminating this program would be devastating for these vulnerable young people. Through our parishes and Catholic Charities Hogar Immigrant Services we will continue to stand with these young people who are woven into the fabric of our diocese and communities. Through the Virginia Catholic Conference and the United States Conference of Catholic Bishops, we will continue to urge the U.S. Senate to pass legislation that sets a legal path forward for these young people, called DREAMers.
Declaración de Monseñor Michael F. Burbidge sobre el fallo de la Corte Suprema de los Estados Unidos mediante el cual se evita la terminación del Programa DACA
Me uno a mis hermanos obispos para acoger con beneplácito el fallo de la Corte Suprema de los Estados Unidos mediante el cual se evita la terminación del Programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA). Este programa permitió que centenares de miles de jóvenes, incluso muchos residentes en Virginia, trabajaran, asistieran a la escuela o prestaran servicio militar sin temor de deportación. La terminación de este programa habría sido devastadora para estos jóvenes vulnerables. Por medio de nuestras parroquias y del Programa Hogar de Caridades Católicas donde se prestan servicios a inmigrantes, continuaremos manteniéndonos firmes junto a estos jóvenes que forman parte de la estructura de nuestra Diócesis y nuestras comunidades. Por medio de la Conferencia Católica de Virginia y de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos seguiremos urgiendo al Senado de los Estados Unidos para que promulgue leyes que establezcan una vía legal para estos jóvenes conocidos como Soñadores (DREAMers).
Statement by Bishop Michael F. Burbidge on Supreme Court Decision on Legal Definition of “Sex” in Civil Rights Law
In this week’s decision in Bostock v. Clayton County, the Supreme Court has overstepped its bounds and imposed a legal definition which promotes a confused understanding of the nature and design of the human person. In seeking to address an employment issue, the majority opinion assigns to the word “sex” a meaning that those who passed the 1964 Civil Rights Act never would have imagined, and which Congress itself has declined to adopt. Indeed, the Court’s definition of “sex” is so broad that it effectively empties the word of any real significance whatsoever.
This decision potentially may have impact far beyond civil rights and employment laws. The Supreme Court erroneously decided that there is nothing distinct about being male or female. This decision, now written into the Court’s precedent, only perpetuates our culture’s misunderstandings about the very nature of the human person.
The truth and beauty of being male and female is willed by Our Creator and is evident in nature. This distinction and complementarity form the building blocks of the family, which is the very foundation of any healthy and stable society. Let us pray that God, our Creator and Redeemer, continue to enlighten our hearts and minds to perceive and live this truth, now and always.
Declaración de Monseñor Michael F. Burbidge sobre el fallo de la Corte Suprema de los Estados Unidos, referente a la definición jurídica del “sexo” en la Ley de Derechos Civiles
En el fallo de esta semana en el caso de Bostock contra el Condado de Clayton, la Corte Suprema ha traspasado sus límites e impuesto una definición jurídica que promueve una comprensión confusa de la naturaleza y del diseño de la persona humana. Al tratar de abordar un problema laboral, la opinión de la mayoría asigna a la palabra “sexo” un significado que los promulgadores de la Ley de Derechos Civiles de 1964 jamás se hubieran imaginado y que el propio Congreso se ha negado a adoptar. En realidad, la definición del “sexo” establecida por la Corte es tan amplia que verdaderamente priva a esa palabra de cualquier importancia real.
Este fallo puede tener repercusiones que van más allá de los derechos civiles y de las leyes laborales. La Corte Suprema decidió equívocamente que no hay nada distinto entre ser hombre o ser mujer. Esta decisión, incorporada ahora al precedente de la Corte, solamente perpetúa la mala comprensión de nuestra cultura sobre la propia naturaleza de la persona humana.
La verdad y la belleza de ser hombre y de ser mujer provienen de la voluntad de Nuestro Creador y son evidentes en la naturaleza. Esta distinción y complementariedad forman los elementos básicos de la familia, que es el propio fundamento de toda sociedad sana y estable. Recemos para que Dios, nuestro Creador y Redentor, siga iluminando nuestros corazones y mentes para percibir y vivir esta verdad, ahora y siempre.
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